El primer acercamiento que Juan Pablo Espínola tuvo entre la moda y la arquitectura fue en los primeros años de universidad. En los pasillos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, instaló una pasarela de moda y realizó su primer desfile.
“Le pregunté a la gente de Dirección de Escuela si podía hacer un desfile acá, me dijeron que sí y me apoyaron. Incluso algunos compañeros fueron mis modelos”, contó al portal de la U. de Chile.
Esa conexión entre su pasión y los estudios fue lo que le permitió llegar a la Royal Academy of Fine Arts o Real Academia de Bellas Artes de Amberes, uno de los institutos de arte más prestigiosos del mundo, convirtiéndose así en el primer chileno en estudiar en la misma escuela por donde pasó Vincent Van Gogh.
Esta semana, Juan Pablo viajó a Bélgica para comenzar un master en Bellas Artes mención Moda, que desarrollará durante cuatro años en la academia.
“Siento esto como la culminación de un trabajo, pero -al mismo tiempo- el inicio de todo un campo de desarrollo a explorar y del que me gustaría dejar huella. Quiero de a poco trabajar para lograr lo que quiero, que es entrar a una firma de moda”, indica.
Ese camino lo comenzó a recorrer desde muy joven, cuando en 2015 lanzó su primera colección de ropa.
“Siempre he sido muy observador. Desde chico me di cuenta que la gente reacciona cuando ve a alguien que se viste distinto. Eso me ha llamado la atención siempre, me parece fascinante”. Ese factor, junto a su tesis de membranas textiles en la arquitectura, le valieron su llegada a la Academia.
Según Juan Pablo, la multidisciplina que pudo desarrollar en su paso por la U. de Chile, moldeó su visión respecto a la moda.
“La moda y la arquitectura son disciplinas muy similares porque presentan una diversidad de escala frente al ser humano; una escala mayor en la arquitectura y una más personal en la moda. Para mí, tienen mucha lógica y relación, y me es súper estimulante poder jugar con ambas disciplinas”, dijo.
La moda y la inteligencia artificial
Juan Pablo también ha logrado llevar la moda y sus variantes a otras dimensiones, como la inteligencia artificial. A través de distintos softwares, logró crear varios diseños de vestuario que simplemente no existen en la vida real.
“Ese trabajo me hizo cuestionar mucho el rol del diseñador y cómo tiene que evolucionar, porque la tecnología está entrando en todo orden de cosas, incluso acá en la moda. Esto tiene una dimensión ética también, que tiene que ver con el sistema tomando diseños anteriores, pero creo que es posible abrazar esta tecnología mientras tengamos clara la posición del diseñador, ya sea en la arquitectura o la moda”.
Estos diseños y sus distintas inspiraciones han configurado en él un estilo único de la moda en Chile, pero que no sabe cómo definir aún.
“No sé si esto es parte de mi estilo porque no sé cuál es mi estilo todavía, estoy en una búsqueda de la imagen que me gustaría proyectar en mi trabajo en moda. Por ahora, me gustaría seguir explorando alternativas”.
De hecho, dice que en Amberes buscará encontrar ese estilo, porque “yo ahí veo concepciones previas y un amarre no forzado a la tradición. Pero me gusta mucho una frase de la filósofa Donna Haraway, que dice ‘Es primera vez en el tiempo en que nosotros estamos tan infinitamente inertes y las máquinas están tan altamente activas’. Entonces, igual me gustaría romper esa lógica y ver cómo las máquinas y la inteligencia artificial se conectan con algo tan esencial como crear cosas con las manos. Eso para mí es altamente motivante”.