La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la ex Presidenta Michelle Bachelet, arribó a Bangladesh para imponerse de la situación que se vive en campamentos de refugiados rohinyás. La visita, que se extenderá por tres días, se da en el contexto de numerosas denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno bangladesí, especialmente referidos a la desaparición forzosa de personas que integran esa etnia.
Se informó que la ex Presidenta Bachelet aterrizó en Dacca, siendo recibida oficialmente por el ministro de Relaciones Exteriores de Bangladesh, AK Abdul Momen. Asimismo, se anuncia una reunión con la primera ministra, Sheikh Hasina, y otras con integrantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y algunas ONG. La visita, la primera de una alta comisionada de la ONU para los DDHH, no ha estado exenta de polémica por las críticas que ha levantado el gobierno bangladesí a la “politización” de la visita.
«La politización de la agenda de derechos humanos nunca ayuda a promover y proteger los derechos de la gente, al contrario, el diálogo sincero y la cooperación son el camino”, informo el gobierno a través de un comunicado, en. el que además se expresa un rechazo categórico a que se intente “mostrar la visita de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos como una ocasión para ejercer una presión indebida sobre el gobierno”.
La visita de Bachelet se produce en medio de denuncias que refieren a la desaparición de unas 600 personas de la etnia rohinyá, según Human Right Watch. Muchos de ellos eran críticos de la coalición gobernante Liga Awami. Una de las actividades que contempla realizar la alta comisionada de la ONU es la visita a los campamentos de refugiados rohinyás, donde actualmente residen más de 900 mil personas que huyeron de Birmania, cuyo gobierno ha sido acusado de genocidio.