Hace 292 años un movimiento sísmico de gran magnitud ocurrido a las 04:45 horas del 8 de julio de 1730, fue percibido desde Iquique hasta Osorno. El megasismo dañó la infraestructura de las ciudades de Valparaíso, Santiago, La Serena y Concepción; justamente las cuatro más pobladas del país. Su epicentro se situó a unos 10 kilómetros al norte del puerto de Valparaíso y el movimiento se estima que alcanzó una magnitud de entre 9.1 y 9.3 MW provocando un tsunami muy destructivo en toda la zona central de Chile.
Según los expertos, si hoy se repitiera un terremoto y tsunami como el de 1730, en la ciudad de Viña del Mar las olas podrían llegar a la antigua población Vergara, hasta la base del cerro Sausalito y el agua ingresaría primero por el estero Marga Marga. En Valparaíso, en tanto, el agua podría alcanzar hasta donde se inicia la subida Santos Ossa y la Avenida Argentina. Toda esa zona, el Congreso y el sector el Almendral, también estarían en zona de inundación.
“En Chile, donde los recientes terremotos de Pisagua (2014) e Illapel (2015) desencadenaron tsunamis con tiempos de llegada de las primeras ondas inferiores a 15 minutos, la respuesta de la población expuesta a este peligro está muy limitada. En particular, los niños en edad escolar que son extremadamente vulnerables”, señala el académico USM e investigador CIGIDEN, Patricio Catalán.
Tiempos de evacuación
Con el fin de evaluar la eficacia de los tiempos de evacuación en las escuelas de la Región de Valparaíso, y tomando como referencia el terremoto y tsunami de 1730, los investigadores del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN, Jorge León (USM), Patricio Catalán y Alejandra Gubler (USM) realizaron el estudio “Assessment of Top-Down Design of Tsunami Evacuation Strategies Based on Drill and Modelled Data”, publicado recientemente en el journal Frontiers in Earth Science.
“Nuestro objetivo principal fue evaluar críticamente la eficacia de los procedimientos de evacuación, basados en simulacros de un grupo de escuelas en la ciudad de Valparaíso y compararlos con un escenario probable de tsunami, en el peor de los casos y basado en datos históricos del evento de 1730 en las áreas estudiadas”, explica el académico Arquitectura de la USM, Jorge León.
“Los resultados para estos cuatro casos de estudio muestran que seguir las estrategias de evacuación que están planteados a nivel ´nacional`, podría conducir a pérdidas humanas significativas en todas las escuelas, si no se pueden promulgar tiempos de inicio de evacuación rápidos”, advierte Jorge León. En la actualidad, precisa, estas estrategias de evacuación no se basan en modelos exactos de tsunami, ni tienen en cuenta las características de cada escuela en relación con los alumnos, el personal y las condiciones geomorfológicas del lugar.
Tiempos de arribo del tsunami
En efecto, según el artículo, aunque un gran número de evacuados desde las escuelas podría lograr llegar rápidamente a un lugar seguro, la evacuación exitosa de todas las personas solo es posible si los tiempos de inicio desde que el primer evacuado que sale de la escuela, son más cortos que los valores de umbral exigidos hoy. Estos deberían ser entre 4 y 14 minutos, tomando en cuenta el corto tiempo de llegada del tsunami y la rápida penetración hacia el interior.
Para obtener estos resultados, los investigadores utilizaron un enfoque de método mixto que combina datos recogidos in situ y el modelado de tsunamis y evacuaciones, por lo que en su investigación, los expertos proponen complementar los protocolos existentes a nivel nacional con un enfoque de gestión más detallado. Es decir, que considere modelar de forma más precisa la inundación por tsunami y se centre en las características de cada una de las escuelas y su entorno.
Según el estudio los simulacros de evacuación por tsunami suelen ser criticados por sus limitados niveles de participación y otros aspectos, como la necesidad de detener las actividades cotidianas, tener sentimientos desagradables y la imposibilidad de reflejar el estado real de estrés de los evacuados. No obstante, los autores plantean que los simulacros pueden ser una herramienta útil para reducir la vulnerabilidad de la población, ya que permiten poner a prueba la viabilidad de los planes de evacuación de tsunamis y vislumbrar posibles riesgos.
“Los simulacros de evacuación por tsunami en Chile ofrecen importantes oportunidades de investigación, que hasta ahora no han sido abordadas en su totalidad por las actuales autoridades de gestión de emergencias. Estos simulacros permiten que las comunidades expuestas al riesgo de tsunami, se puedan familiarizar con la amenaza, contribuyendo así a la realización de evacuaciones oportunas y a la reducción de las víctimas humanas en caso de una emergencia”, afirma la ingeniera de la USM, Alejandra Gubler.