Luisa Recabarren fue una dama de alta sociedad nacida en La Serena en 1777, que no solo abrió su casa para recibir la discusión independentista en nuestro país, sino que terminó siendo apresada por su ayuda a la causa chilena.
Luisa tenía una buena educación; se decía que dominaba el francés a la perfección y tenía gran inquietud intelectual. Su salón se hizo famoso por ser un epicentro de discusión y de tertulias patriotas, donde se dice que aconsejaba a los revolucionarios libertadores que soñaban desprenderse del orden colonial y esbozaban estrategias para lograrlo.
Las tertulias literarias en Chile existieron desde la Colonia, pero tenían un sello más familiar en sus comienzos, con los años y el crecimiento de los deseos de independencia de la nación, fue que se convirtieron en el centro de irradiación política, cultural y social.
Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos su impacto.
Luisa Recabarren, por su gran preparación intelectual, tuvo la oportunidad de estar presente en las conversaciones de los independentistas. Según Memoria Chilena, los relatos históricos sostienen que sus consejos fueron escuchados en las tertulias de su salón.
También se cuenta que ella demostró una gran capacidad para manejar los negocios de su esposo cuando, por su participación en el movimiento patriota, se vio obligado a emigrar a Argentina.
En esa circunstancia, Marín y Recabarren mantuvieron correspondencia, informándose recíprocamente de los acontecimientos políticos que ocurrían a un lado y otro de la cordillera. Luisa seguía acogiendo a las y los patriotas en su casa. De hecho, las noticias que enviaba su marido eran leídas ante sus invitados en estas «reuniones secretas».
Sin embargo, en una ocasión, interceptaron una misiva que la mencionaba, hecho que provocó su encarcelamiento, el cual fue ordenado por Casimiro Marcó del Pont.
En 1817 la recluyeron en el Monasterio de las Agustinas, no obstante, por su condición social, recibió mejores tratos que otras patriotas en la misma situación. Gracias al triunfo de los libertarios su estadía en prisión fue breve.