La ternura, la proximidad y no ocultar la propia fragilidad «son características muy femeninas que tienen los grandes estadistas” y que la antropóloga argentina Rita Segato (Buenos Aires, 1951), una de las voces más influyentes del movimiento feminista actual, observa en la personalidad del presidente chileno, Gabriel Boric.
“Esa manera espontánea de ocupar la posición que le toca no debe ser fácil para un joven. Merece mi confianza”, se sincera la académica en una entrevista con EFE en la azotea de la Municipalidad de Recoleta, cerca del centro de la capital, donde esta semana se celebra la Feria del Libro de las Ciencias Sociales, en la que participa.
Segato, que fue invitada por el mandatario a su investidura el 11 de marzo del año pasado, destaca «el papel importante que cumplen las mujeres” en el Ejecutivo de Boric, pero ante su desafío de convertirse en el “primer Gobierno feminista”, tal y como prometió cuando llegó al cargo, la académica cree que “se necesita un largo debate sobre qué es una visión del mundo y una politicidad femenina».
«¿Cómo habría que reformar la estructura estatal para que el Estado pudiera ser cuidador y femenino?”, pregunta retóricamente.
Recuperar la narrativa del proceso
Segato también estuvo en Chile en el tramo final de la campaña del “Apruebo” del plebiscito del 4 de septiembre, para participar en un acto feminista multitudinario pocos días antes de la votación en la que una amplia mayoría rechazó la propuesta de nueva Constitución que apuntaba a convertirse en la más progresista de la región.
“Es posible que, de alguna forma, la Asamblea Constituyente se distanciara un poco de la experiencia de la gente y de la realidad e historia de la nación”, señala.
Sin embargo, para ella, «un error fue centrar todas las expectativas en un resultado», en lugar de poner énfasis «en el proceso», que considera que en Chile fue «extraordinario» y «de una fuerza insuperable».
Dice, también, que en este segundo intento que se está llevando a cabo para escribir una nueva Constitución ha detectado «una dificultad muy grande» para crear otro relato que permita «recuperar y potenciar con fuerza la narrativa del proceso que, además, sigue en curso”.
Un mal negocio para los hombres
Reconocida referente en el mundo por sus investigaciones sobre la violencia de género, el poder en el sistema patriarcal y las relaciones entre género, raza y colonialismo, con frecuencia se la puede escuchar en charlas y presentaciones o leer sus opiniones en la prensa.
“Creo mucho en lo que estoy haciendo en ese momento: poner nombre a lo que hay en las experiencias de la gente, pero que –por alguna razón– no se ha nombrado y, al hacerlo, se originan destellos de conciencia y lucidez», precisa.
«La gente –añade– quiere reflexión y busca vocabulario, pero necesitamos narrativas que iluminen lo que está pasando y ayuden a entenderlo para poder modificar sus vidas, sus relaciones y sus posiciones”.
Más allá de los avances en discursos, temas y presencia de las mujeres que la antropóloga –y también experta en etnomusicología– reconoce, está pendiente que los hombres «entiendan» el sistema patriarcal que los encasilla en un “mandato de masculinidad” que –ironiza– es un «muy mal negocio» para ellos.
“El patriarcado es un orden fundacional, arcaico; fue la primera forma de extracción de plusvalía, de robo de valor, de opresión y la primera creación de una jerarquía de prestigio y de poder que obliga a los hombres a mantener determinadas actitudes y esfuerzos”, señala.
Sin ese “mandato”, está convencida de que incluso las nuevas formas de guerra que achacan países de Latinoamérica como Colombia, El Salvador o México podrían acabarse porque “no habría reclutamiento de jóvenes capaces de matar para mostrarse hombres, aunque el riesgo para su vida sea inmenso, porque mostrarse machos es más importante que vivir”.
Sin embargo, y a pesar de todo, Rita Segato destila cierta esperanza cuando habla del futuro porque ha percibido de primera mano, en sus coloquios y conferencias, “un activismo masculino que busca una libertad que el hombre tampoco tiene”, y que confirma una de las ideas clave de su discurso: “La lucha de las mujeres no es por las mujeres, es por toda la humanidad”.